"Provengo de una familia que oscila entre las letras y la religión. La maldición del insomnio me llevó a escribir de manera irremediable. Escribo porque no tengo opción, es la catarsis de una mente atiborrada de dudas, certezas, dones y carencias".
En un primer momento, Yo el que ve parecería una novela más de poseciones demoniacas. Sin embargo, pronto el lector se percata de que se trata de algo más. Es una novela transgresora; no porque haga una apología de eso que llamamos maldad, sino porque, al visualizar los límites y las contradicciones de sus personajes -del poseedor, del poseído y del soberano del bien-, da pie a la desestabilización del edificio teológico, filosófico y ético que constituye nuestra civilización occidental.
A diferencia de los demonios que poseen los cuerpos de los espíritus vulgares, Phenex posee a un espíritu excepcional -robusto, bello y rebelde- porque sabe que, en él, se encuentra la posibilidad de recuperar su identidad perdida: la de un dios que ha sido devaluado a demonio.
Majestic es un relato de otro tipo de terror, existencial: una madre dividida entre el amor a sus hijos y el temor a su sufrimiento. Tanto Majestic como Yo el que ve exploran el abismo de lo humano desde la perspectiva de la exploración de las dudas fundamentales de la humanidad: son dos cinceles para romper el hielo de de nuestras almas.
Víctor Iván Gutiérrez Maldonado.