Lugar de origen, destino final, punto de encuentro o de partida, refugio o prisión, espejismo o quimera, la ciudad de México es ante todo nuestra casa. Barrios, pueblos y colonias son habitaciones donde las voces y los rumores del presente —el más fugaz de todos los tiempos ya que el pasado está en apariencia inmóvil y el futuro se encuentra siempre por llegar— se mezclan con los ecos y las huellas dejados por las generaciones anteriores.
Este volumen que rescata las más brillantes páginas de Ángeles González Gamio es un libro de viajes a través del Centro Histórico: tiempo y memoria anclados en la piedra. Sus páginas son mapas que nos orientan para llegar al claustro, la plaza, el hospital, el jardín, el teatro, la mansión, la escuela, el pequeño comercio que hace de su ingenuo letrero un escudo contra los embates de macroplazas y megacomercios.
En los lugares que Ángeles González Gamio nos descubre o nos devuelve encontramos referencias a personajes notables que alternan con otros imaginarios, hechos de silencio y de sombra. Ilustres o anónimos, pobres o acaudalados, todos aportan su voz para entonar un coro que resuena desde el corazón de la ciudad perdida y añorada hasta las entrañas de la ciudad real: esta que nos deslumbra, nos atrapa y nos fascina contándonos su historia interminable —nuestra historia.
Lugar de origen, destino final, punto de encuentro o de partida, refugio o prisión, espejismo o quimera, la Ciudad de México es ante todo nuestra casa. Barrios, pueblos y colonias son habitaciones donde las voces y los rumores del presente -el más fugaz de todos los tiempos ya que el pasado está en apariencia inmóvil y el futuro se encuentra siempre por llegar- se mezclan con los ecos y las huellas dejados por las generaciones anteriores.
Este volumen que rescata las más brillantes páginas de Ángeles González Gamio es un libro de viajes a través del Centro Histórico: tiempo y memoria anclados en la piedra. Sus páginas son mapas que nos orientan para llegar al caustro, la plaza, el hospital, el jardín, el teatro, la mansión, la escuela, el pequeño comercio que hace de su ingenuo letrero un escudo contra los embates de macroplazas y megacomercios.
En los lugares que Ángeles González Gamio nos descubre o nos desenvuelve encontramos referencias a personajes notables que alternan con otros imaginarios, hechos de silencio y de sombra. Ilustres o anónimos, pobres o acaudalados, todos aportan su voz para entonar un coro que resuena desde el corazón de la ciudad perdida y añorada hasta las entrañas de la ciudad real: esta que nos deslumbra, nos atrapa y nos fascina contándonos su hioria inteminable -nuestra historia.
Cristina Pacheco