En los cuentos de Bruno Fuentes Rivera se adivina un plan maestro. Su interés por el primer motor aristotélico –un Dios con rasgos algo más que netamente humanizados– se ahonda conforme pasan las páginas hasta llegar a la formulación de una pregunta atingente por el origen de todas las cosas. Su investigación no puede ser de otra índole más que imaginaria y la imaginación es el atributo que refulge con luz propia y siembra de novedades y de aciertos estos "ensayos" sobre los temas más variados, si bien, luego de la existencia de Dios, todo el poder narrativo de Bruno Fuentes Rivera se concentra en el hombre y en su devenir impermanente y absurdo, ridículo y entrañable. La fiesta y el toro es un libro de cuentos notables en más de un sentido. El lector no se sentirá defraudado al cabo de este recorrido a través de la galería de retratos y de situaciones de uno de los narradores más originales de la naciente literatura mexicana.