Tras la gran acogida por parte de crítica y lectores de una obra tan ambiciosa, compleja y deslumbrante como La muerte de mi hermano Abel, es un auténtico placer para Sexto Piso presentar Caín. El último manuscrito, una suerte de continuación, de maravillosa coda, de aquélla. Publicada en 2001, tras la muerte de Rezzori, Caín es la última novela del autor, y en ella nos reencontraremos con personajes que ya conocimos en La muerte de mi hermano Abel: Aristides Subicz –y su novela imposible, que se disgrega en un marasmo inacabado de fragmentos, recuerdos, esbozos…–, sus tíos, Schwab… Y también hallaremos, cómo no, la misma ira implacable y virtuosista hacia las fucking middle classes, el nazismo –sus causas y su persistente herencia–, las ruinas físicas y morales de Europa, el capitalismo salvaje y la «americanización» del mundo, la progresiva pérdida de protagonismo de la belleza en nuestra existencia. Caín, en mitad de tanto escombro y de tantas cenizas, también nos transmite la sed de una vida más plena y verdadera, alejada de farsas y automatismos; es un réquiem y a la vez una defensa de la cultura, del humanismo, del placer y la alegría. Caín es un libro que sorprende por su modernidad, pero también por su hondura: la escritura de Rezzori –pletórica, brillante– es lo más alejado de los experimentalismos estériles. Lo formal, de una importancia mayúscula, nunca va en detrimento de la vida, de la herida en la que hurga Rezzori.