Tras conquistar la mítica Tenochtitlan y fundar lo que llegaría a ser la Cuidad de los Palacios, Hernán cortés mandó a construir uno de los primeros molinos del continente americano. Levantado sobre las ruinas de un centro ceremonial prehispánico, en Tacubaya, este sitio se vuelve testigo de los secretos, sueños e ilusiones de quienes durante más de cinco siglos, en él vivieron, trabajaron y murieron. Hacia final del siglo XIX, al casarse con un mexicano, Gioconda Cattaneo viaja desde su natal Italia a la Ciudad de México, que imagina como una urbe exótica y fantástica. Poco después de su llegada, al conocer el molino de Santo domingo se enamora de los paisajes que lo rodean y encuentra en sus antiguas construcciones, repletas de secretos históricos, el escenario idóneo para su nueva vida. En ese mismo lugar ella muere, en circunstancias poco claras. ¿Se trata de un suicidio o fue un asesinato? Obsesionado por encontrar respuestas, el fantasma de Gioconda se apropia del lugar y se convierte en una presencia constante a través de distintas generaciones. Al desentrañar su misteriosa muerte, Heridas de agua narra las historias de los personajes que rodean a la protagonista: su esposo José Crescencio, un noble venido a menos que se convierte en su yugo; José Yves Limantour, el flamante ministro de Hacienda del gobiernos de Porfirio Díaz, tan astuto como indescifrable; Fortunato Imana, un entrañable migrante Italiano de clase trabajadora que participa en los movimientos obreros que sacudieron al país en aquella época de cambios sociales. El porfiriato y el estallido de la revolución son el marco de esta cautivadora trama de amor y desamor, traiciones y lealtades, espectros y personajes reales que nos muestra cómo la historia de la civilización se repite cíclicamente