El narrador de esta audaz novela sigue a un caminante anónimo por la ciudad y, como él, graba y observa lo que surge a su paso para componer un registro exhaustivo de cuanto sucede en las calles. A lo largo de este recorrido inventa historias, conoce a personajes, vislumbra una silueta que lo obsesiona en un café de Madrid o en un banco en Nueva York. El narrador y su reflejo son una sombra de los escritores del siglo XIX que inventaron la ciudad como tema literario.
Un andar solitario entre la gente es un ambicioso mosaico narrativo que surge de un proyecto creativo en continuo proceso de transformación a golpe de lápiz, papel y tijera. De su lectura salimos contagiados de la lucidez y la curiosidad de quien escucha el silencio; de una voz profundamente conectada al momento presente.
Esta novela ecléctica y singular fluye con naturalidad entre la ficción, la crónica personal y el ensayo literario. Incorporando materiales de la realidad y de la imaginación, a través de un prodigioso monólogo interior, Antonio Muñoz Molina ha escrito un libro de celebración y de denuncia: la denuncia del ruido extremo del capitalismo y la celebración de la belleza y la variedad del mundo.