El grito de las campanas presume directamente la denuncia hacia las esferas más remilgadas de la moral costumbrista, al ofrecer el erotismo patético de sus protagonistas que se reconocen bajo los hábitos convencionales de la cultura bien hecha que nos domina, purgando sus culpas mediante la oración y flagelaciones de una homosexualidad fraudulenta. En esta obra los ingredientes dramáticos se cuecen con una rapidez y crudeza que arremete sin querer, sin duda a las buenas conciencias, mientras se permite explorar en asuntos como, por ejemplo, el éxodo inevitable del campo a los conglomerados urbanos.
* Esta contraportada corresponde a la edición de 2000. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.