El propósito de este libro es el de acercar a los lectores interesados al tema de la mística y al lenguaje que intenta expresar la experiencia de unión con algo superior y trascendente — llámese dios, el absoluto, el vacío o la nada— que personas religiosas o no religiosas tienen o han tenido. El reto de expresar la vivencia mística y el proceso de creación poética como experiencias "límite" ha llevado a pensar en el lenguaje como una barrera infranqueable. Sin embargo, eso no ha impedido que llegue a nosotros la música callada de los versos de san Juan de la Cruz, el mysterium tremendum del que nos habla el maestro Eckhart y san Buenaventura, el poder mágico de las letras hebreas en la cábala, el decir "desdiciendo" de Ibn al-'Arabi, "la realidad última de las cosas" en las lecciones del Astavakragtta (El canto del niño de las 8 jorobas); el vacío y la nada del budismo; las vicisitudes de la revelación construida tras la posesión diabólica de Juana de los Ángeles.
El olvido o el desprecio por el recurso místico en las letras mexicanas nos han hecho olvidar que hay una búsqueda humana de la trascendencia, no obstante el mundo conflictivo y la actitud de descreimiento en el que estamos inmersos. Este libro es la prueba fehaciente de que está presente en nosotros la inquietud por encontrar un sentido a la vida. Aquí, como ríos sonoros y sus vastos afluentes, se recuperan antiguas tradiciones y la vigencia de su pensamiento en autores contemporáneos, como sucede con la mística carmelita en la filosofía de María Zambrano; el budismo zen en la poesía del mexicano Sergio Mondragón; la espiritualidad viva expresada en los dislates vanguardistas de la puertorriqueña Marina Arzola; los símbolos de la mística judía en el quehacer poético de Angelina Muñiz-Huber- man y de Juan-Eduardo Cirlot.