Jaccard da lugar a una ficción verdadera y memoriosa de una ciudad ideal y milagrosa donde se ejerció la filosofía, el arte, la ciencia, el desquiciamiento y el suicidio.
Y nos dice algo más: “Los tartamudeos de la Historia, su incapacidad de producir novedad alguna, la pulsión de repetición que nos anima, la certeza de que cada uno ha de llevar una vida mentirosa y falsa: tantos motivos de satisfacción para quien ha renunciado a esperar cualquier cosa de los demás o de sí mismo.”
Viena podría ser concebida como una Grecia judía y un centro de culto a la inteligencia, la muerte, la desgracia, el incesto y el inconsciente, tal como Jaccard lo describe en este libro a cuyas espaldas se encuentran autores como Joseph Roth, Hermann Broch, Robert Musil, Karl Kraus, Jean Améry y Thomas Bernhard, entre otros.