Los estudios sobre el comercio del libro y las librerías del periodo colonial se han centrado casi en su totalidad en la Ciudad de México. Esto se ha debido, por un lado, a su indiscutible predominio como centro de venta y redistribución de libros e impresos, y por el otro al importante número de inventarios de librerías que sobreviven en los repositorios nacionales, en particular en el ramo Inquisición del Archivo General de la Nación, de donde provienen esas y otras fuentes primarias en que se apoyan las investigaciones sobre el tema.
Sin embargo, los papeles del Santo Oficio de México también ofrecen una rica información sobre el comercio de impresos en el interior de Nueva España, tema que sigue siendo poco explorado. El objetivo de este libro es, justamente, dar a conocer y contrastar dos interesantes autos de la Inquisición de México de 1757 y 1802: “Autos formados con el motivo de una carta orden de su alteza que manda se notifique a los libreros del distrito de esta Inquisición lo que dentro consta (México, 1757)” y “Expediente formado en virtud de orden del Excelentísimo Señor Ynquisidor General Don Ramon Josef de Arze, Arzobispo de Zaragoza, sobre la obra de Pedro Nicole. (México, 1802)”, (AGN). Ambos remiten a la situación de las librerías en ciudades, villas y puertos importantes del virreinato; el segundo permite, además, saber cuáles conventos y colegios contaban con biblioteca.
A partir de esos mismos expedientes, Olivia Moreno muestra el débil desarrollo de las librerías en Nueva España, lo cual no significa, sin embargo, que no hubiese comercio de libros e impresos fuera de la capital virreinal, sino que se echaba mano de otras modalidades, acordes con las características y la demanda de la población local, así como con el perfil comercial de cada urbe.