Tuve tres hijos, pero uno falló; quedan dos. Uno vive enfrente, no me quiere dejar; el otro vive en Saltillo. Trabaja con los Guardiola, ahí le arregla sus muebles (automóviles). Él me dice: vámonos para Saltillo ´apá, pero yo no me quiero ir, se me hace que luego luego me muero allá.
Si nomás cuando voy de un día pa´ otro me estoy peleando por regresarme; es que hay muchos muebles en la calle y pasan muy rápido. Aquí estamos encantados de la vida, no nos falta nada; allá corre uno muchos peligros.
A mí, aquí me gusta tener un marranito, una chivita, una vaquita, un burrito; sembrar mi tierra: siembro mi maicito, mi frijolito, que es lo principal aquí.
Los muchachos cuando vienen al pueblo, se les hace una cosa tan difícil, no duran mucho... Mire nomás, ahí viene la viejilla con sus papeles. ¡N´ombre!, esta viejita cómo habla. ¡Pa´ callarla!, ahí está lo difícil.