«Aunque de manera un tanto elemental, todo Ibargüengoitia está ya en uno de estos guiones: las historias equívocas, los comportamientos de clase, la necesidad de aclimatar la acción a un, más que contexto, escenario nacional, el pobrediablismo compartido por todos en el final feliz, la soltura en los diálogos, la capacidad de síntesis y las elipsis bien logradas. E incluso un curioso sketch teatral al interior de la película […] y una liberación personal que se concreta en la fiesta de la Independencia. No deja de ser curiosa la fecha de su elaboración, porque no coincide en nada con los temas y tonos que el cine mexicano frecuentaba a fines de la década de los cincuenta, ya perdido todo el lastre dorado, con la hojalata bien expuesta y aún lejanos los experimentalismos del nuevo cine. La dimensión cinematográfica de Ibargüengoitia había que pensarla desde el mismo cine y, según lo que dejan traslucir los dos textos que se publican en este libro, tiene que ver, no tanto con una transposición mecánica o mimética de los valores más inmediatos, por ejemplo: su humor ácido, sino con lo que de cinematográfico había latente en su escritura.»