Gritos en la pared, arte en las esquinas, los carteles de cine son sueños de papel: promesas de aventura y placer en la secreta penumbra de una sala. Encaramados en postes y paredes nos observan, acechan desde las alturas. Los carteles son silentes cantos de sirena, insinuantes vampiresas que nos abordan a la vuelta de cada esquina, que nos tientan, que nos seducen. Porque desde los ingenuos murales de pulquería hasta los estentóreos espectaculares de Periférico, los afiches son la maquillada piel de la ciudad.
Este libro es un recorrido por los trabajos de los artistas que nos dieron cartel. Y sobre todo por los destajistas del diseño gráfico que durante los años dorados de la Segunda Guerra Mundial y en la posguerra proyectaron nuestro cine por todo el continente internacionalizando los ojos de María, los bíceps de Pedro, las caderas de Ninón.
Orígenes, influencias, poética y política de un arte mercenario pero calador que educó la mirada de los mexicanos de a pie que no frecuentan museos de pintura. Amoroso acercamiento a un oficio despreciado pero trascendente. Porque los carteles pueden ser llamados comerciales pero también poemas, consignas, ventanas a la utopía.