Se ha dicho muchas veces que las revistas son el sistema nervioso de una civilización, que en su actividad se mide la capacidad de reacción –los reflejos– pero también la capacidad de anticiparse, de construir el futuro y no simplemente de dejarlo llegar.
En el periodo que cubre el libro que el lector tiene en sus manos hubo en Latinoamérica un florecimiento de las revistas que, y para diferenciarse de aquellas que tenían un motivo, ya fuera político o mercantil, distinto que la construcción de un imaginario colectivo crítico, se empezaron a llamar a sí mismas culturales.
El trabajo de Lydia Elizalde y su equipo dibuja el rostro de una época que es la nuestra. Si queremos hacer –ahora, hoy– una revista en el soporte que sea, conocer estos antecedentes aumentará la posibilidad de hacerlo con éxito. Si queremos entender el medio al que nos dirigimos, seamos poetas, pintores o historiadores o simples ciudadanos, este conocimiento es vital, porque –como se dijo al principio– se trata del sistema nervioso del cuerpo social y hay que tenerlo en calma, pero atento.
José María Espinasa