Frank, un hombre solitario, de mediana edad, ha sido durante años amante y protector de Johnny, el hijo de su asistenta. La relación, aceptada por la familia del joven, se ha ido diluyendo en los últimos tiempos, desde el matrimonio de Johnny con Megan, una irlandesa posesiva y celosa. Pero Johnny cae preso, su madre le pide ayuda a Frank, y éste vuelve a su antiguo papel de protector. Les dará dinero para mantener al hijo de Johnny y Megan y les visitará a menudo, con la esperanza de que alguna vez le lleven a ver al joven a la cárcel.
En una de esas visitas conocerá a Evie, el cachorro de pastor alemán que comprará Johnny poco antes de ser apresado, una hembra muy bella y llena de vida, encarcelada en el diminuto patio de la casa de la madre de Johnny. El encuentro entre Frank y Evie es un caso de auténtico amor a primera vista, y la posesión y el bienestar de la perra desencadenarán una guerra de calladas crueldades, donde entran en juego odios e incomprensiones de clase y, en última instancia, la posesión del inasible Johnny.
Tras la aparición, en 1932, de Hindoo Holiday, libro aclamado por la crítica y consagrado de inmediato como un «clásico menor», J. R. Ackerley no volvió a publicar hasta más de veinte años después. Cuando se le preguntaba el porqué de su silencio, respondía que él era un escritor sin imaginación, y que desde su experiencia en la India no le había sucedido nada digno de ser escrito.
Algo ocurrió, sin embargo, a principio de los años cincuenta. El solitario Ackerley, homosexual, visitante de urinarios y pubs frecuentados por jóvenes soldados, hombre de relaciones múltiples y fugaces, compró una perra con la que pasaría lo que él mismo definió como «los quince años más felices de mi vida». Esta peculiar y duradera relación inspiró Vales tu peso en oro, una de las novelas más perfectas e inusuales de la literatura inglesa contemporánea; una amarga, irónica y divertida fábula para adultos.
«Una novela muy hermosa, magistralmente escrita... En casa una de sus páginas resplandece no sólo lo que está escrito, sino lo que se puede leer entre líneas... extraordinariamente brillante.» (New Stateman)
«Pertenece a esa rara e interesante raza de escritores que consiguen, sin proponérselo, hacer un arte de sus silencios. Un escritor absolutamente original...» (Times Literary Supplement)
«Una obra maestra en miniatura que se convertirá en un clásico.» (Raymond Mortimer)
«En su estilo, una novela perfecta.» (The Times)