Los muertos no siempre descansan en paz. No siempre se les deja descansar. Pareciera que en ocasiones les gusta impacientarnos. Aurora sabe de esto. Siempre nos han dicho que, si deseamos conocernos, debemos mirar en nuestro interior. ¿Pero qué ocurre cuando eso solo nos enloquece más? Aurora sabe de eso. Se puede violentar a los demás y a uno mismo. Aurora también sabe de esto. A veces la justicia tarda en llegar. A veces la justicia sabe a venganza. A veces la venganza puede ser tan injusta. Y Aurora también sabe algo de eso.
¿Qué tienen en común una niña que molesta a sus compañeros de escuela –hasta cometer homicidio– con el trabajo de un grupo de personas organizadas para buscar a los miembros desaparecidos de sus familias? ¿Cómo se vincula el acoso a una joven abogada que no ejerce con la oportunidad de hacer justicia por la muerte de un niño inocente que sufría de bullying? ¿Tiene algo en común el fantasma –entre sueños– de una pequeña con el cráneo abierto que invita a lamer su mano llena de sangre con las irregularidades arquitectónicas en una escuela primaria?
No tendrás perdón de Sergio Ceyca es más que una cruz de madera encajada en medio de una calle. Es un arrebatador registro sobre la violencia disfrazada de ficción. La violencia puede salir a jugar y castigar de distintas maneras en una ciudad. Por medio de Aurora, el autor nos encamina a otros personajes –desolados, enternecedores, tan humanos–, nos cuenta la relación y peculiar acercamiento de cada uno de ellos con el miedo, la amistad o la injusticia. No solo se trata de aceptar o acompañar en la monstruosidad. De alguna manera, hay que salvarnos.
Edgar Lacolz