"¿Te puedes imaginar el olor de la tierra o el de las manzanas cuando las mordemos para comerlas? En nuestro kibutz cultivamos aguacates, naranjas, algodón y manzanas. Nos levantamos a las cuatro y media de la madrugada, nos ponemos ropa y zapatos de trabajo, entonces pasan por nosotros en un tractor. Primero tomamos un té negro con ramitas de yerbabuena. Es delicioso. Después del desayuno regresamos a trabajar hasta las nueve y media. A esa hora el sol está en lo alto y nosotros ya estamos cansados por lo que es muy difícil trabajar, por eso es mejor empezar muy temprano. Después nos vamos a nuestra casa de niños a dormir hasta la hora de comer."
"Para desayunar el primer día, María me preparó unas enfrijoladas deliciosas. Se acordó de que me gustan mucho con salsa mexicana, crema y queso rallado. ¡Mmm! Una de las cosas que más me emociona, es escuchar en la mañana el silbato del panadero con su enorme canasta llena de pan dulce sobre la cabeza. La variedad de pan es increíble: conchas, trenzas, chilindrinas, orejas, semitas, campechadas, garibaldis, banderillas, merengues... Y por la tarde pasa el carrito de los camotes. Mi mamá compra camote, calabaza y plátano. ¡Me encanta el sabor del camote en la cáscara bien quemadita!".
Desde un kibutz en Israel, durante los años setenta, siendo una adolescente, Dafna emprende por medio de un diario su propia búsqueda de identificación consigo misma hasta perfilar una vida en Guadalajara, México, como hija de familia con el nombre de Selma...
Fadna salvaguarda la distancia entre ella y Selma, logrando que vida y existencia se entiendan, para mostrarse el camino que la amigue con su propia identidad. En este sentido, Dafna/Selma traza desde su reflexión los périodos de transición propios de la adolescencia haciéndose acompañar de dibujos, fotos, pegatinas, pensamientos y letras de canciones. Asimismo y a través de ese transitar nos comparte las tradiciones y costumbres judías-israelíes y México-judías.
Ana Payán