Después de diez años dedicado a la orfebrería de sonetos, regresó al verso libre, con no menos exigencia y rigor. Después del material recogido en el volumen Los Poemas Mayas. Cicero Mac-Kinney suelta, deja de lado, todas sus largamente afiladas herramientas y sólo con la inspiración y el ejemplo de sus mayores, poetas y familiares, gira, contra todo consejo de la sensatez y de cariño, hacia sus (nuestras) preocupaciones y motivaciones fundamentaes, aquellas que evitamos con la conversación y las actividades cotidianas.
Así, estos poemas que están en tus manos nos hablan de la presencia inmanente de los antepasados; de la niñez como fuente inagotable, siempre a la mano, de alegría y de nostalgia; de la voz y las historias de la madre como faro del espíritu; del romance imaginario, como único y perfecto; la madre como novia joven, a la que nunca se conoció; el poeta como habitante de un mundo encantado que por su generosidad se vuelve de todos; el ser humano a quien sus hermanos menores (un árbol, un grillo...), le recuerdan su elemento divino; la naturaleza como alimento espiritual que todo lo sana, esto es que todo lo alegra y que se identifica con la poesía; Naturaleza y Poesía: opuestos e inseparables, que el poeta identifica para entregarlos en uno al lector.
