Las cartas pueden parecernos cosa del pasado. Sin embargo, la escritura manual, meditada, a manera de diálogo con oto (que por momentos es uno mismo), es un ejercicio insustituible, un afán de comunicarnos tan antiguo como la humanidad.
Existe una gran literatura universal, compuesta por universos más pequeños, personales. Cada lector forma su catálogo de autores imprescindibles con el paso del tiempo. Esos autores que tuvieron la osadía de crear la literatura. En la mayoría de los casos no sabemos quién les escribió a ellos, seguramente sus amantes, amigos, editores, pero ¿y sus lectores, también ellos les escribían?
Esta Post data / Post mortem funciona como escafandra espiritista y nos ayuda a encontrar las cartas que autores contemporáneos quisieran enviarle a sus escritores más encarnados, más vivos; aunque todos, sin excepción, estén muertos. Pensemos que una carta nunca llega demasiado tarde.
En el fondo de este libro, persiste la misma intención de comunicar, de encontrarse con el otro, el lejano, el distanciado por el mar, la adversidad, o la muerte. Estas cartas imaginarias, dejan de serlo en el momento que son leídas.