Caen reminiscencias que huelen a mar, de Diana Patricia Gutiérrez Martín del Campo, urde, mediante la acumulación de relatos breves y viñetas, un tratado emocional de Acapulco. Apuesta por la brevedad de sus historias para mostrar al lector lo efímero en este puerto de constantes cambios, para dotar de significado algunos momentos en sepia, los finos claroscuros de la memoria que habitan sensiblemente esta geografía. Logra una doble dimensión, la de los recuerdos, erguida sobre la pantanosa consistencia de lo que llamamos fantasmas. La autora crea mecanismos narrativos que indagan la intimidad de esa voz que da cuenta de las visitaciones constantes al pasado, corta las imágenes para ensamblarse y de esa manera obtener una totalidad que la incluya. Quien se adentre en este volumen conocerá la pulsión de una mirada que contempla las huellas de lo ya ha ido.