Entre 1846 y 1848 la ciudad de Monterrey estuvo a merced del Ejército norteamericano, tras ser vencidas las fuerzas mexicanas en la Batalla de Monterrey. Fuentes de la época destacan la participación de las mujeres en este episodio histórico, que lucharon y alentaron a los combatientes mexicanos en el peor momento del enfrentamiento. Una de estas heroínas, María de Jesús Dosamantes, es recuperada en esta novela y toma cuerpo como protagonista desde cuya voz se narra la traición y la derrota. El espíritu libre y visionario de Marije se mantiene a flote en la vida cotidiana del Monterrey ocupado –hambre, pobreza, violencia y la indefensión ante la presencia devastadora y constante del enemigo– en parte gracias al anhelo del ser amado, símbolo de la resistencia y la posibilidad de un México distinto. De manera ejemplar, la narración enlaza los hechos históricos con atisbos de un futuro igual de caótico en el cual la autonomía de las naciones y la libertad individual están siempre en riesgo.