Desde sus manifestaciones renacentistas y barrocas, la melancolía es como una tinta negra que dibuja el perfil de los espacios liminales y oscurece los umbrales que llevan a la transgresión. Es un flujo mítico que inunda los márgenes donde son empujados quienes sufren enfermedades mentales o delirios místicos: un humor negro que baña a los que se sienten enclaustrados, reprimidos, frustrados o perseguidos por los poderes eclesiásticos o civiles. El texto que el lector tiene en sus manos es un intento de esbozar una especie de etnografía de la locura melancólica en la Nueva España. Presenta los resultados de una exploración, que buscó principalmente en los archivos de la Inquisición casos de melancolía que mostrasen las formas concretas en que el antiguo mal afectaba precisamente a aquellos que eran sospechosos de transgredir los cánones establecidos.