¿Qué puede hacer un poema por la felicidad de una mujer? –Escribe, velo bien, porque su alma la quema; / Y a menudo un tímido opúsculo en rimas / Ha pagado por su corazón en pena.
–Sabes como yo la fuerza / que requiere la lengua para llevar el amor / hasta la punta de las palabras. –Venid placeres encantadores, Pintura, Música, Poesía, / No tengo aflicciones cuando os practico. –Tanto he buscado / en la música de las palabras / este innombrable / este furtivo roce / entre la playa quemada / y el agua viva que guarda / el rostro de los dioses. –Doblo en la esquina del silencio / y topo con / palabras/ No hay escape / Habrá que dejarlas decir / Habrá que dejarse vencer / antes de volver, jadeante, / al único universo mudo. –Sumergida en su lectura, / parecía [...] / no pertenecer más / a este mundo / no ser sino / un detalle / por azar visible / de un mundo invisible. –Los hombres en vano sobre nuestros gustos razonan: / Incapaces son de juzgar lo que sentimos. / Que dirijan el Estado, que su brazo los proteja; / Dejemos a ellos ese noble privilegio; / Dejémosles el premio de la valentía; / Pero las artes son para todos, igual que la alegría.