Sueños, ausencias, vacíos, ciertos encuentros con uno mismo, recuerdos confusos que se rememoran de cuando en cuando, se hacen presentes en las obras que conforman En altamar. La imposibilidad de plenitud, la madre como figura recurrente, son dos constantes en varios de los textos.
Cinco obras cercanas entre sí, escritas entre 2011-2012. "Simón y la mujer caballo", dos personajes en busca de una identidad perdida, personajes que se reinventan para sobrevivir a su propia tragedia; "En altamar" es una metáfora, un sueño-pesadilla, una memoria fragmentada, distorcionada, un fantasma que asecha. "Palabra de leproso" y "Hermanos" exploran el silencio, la palabra no dicha, lo oculto, lo que se calla, el vacío que existe entre palabra y palabra. "Tranvía" es encuentro y desencuentro, pasado y futuro, amor y desamparo.
Azucena Godínez M.