La mañana lucía más extraña que una langosta peluda: todos a bordo del Abracadabra se habían levantado más temprano que de costumbre y con un apetito voraz. Por si faltaran razones para creer que aquella era una mañana rarísima, ningún instrumento de navegación funcionaba y la Niña pedía las cosas por favor. El colmo fue cuando el Vigía gritó: “¡Barco de otro siglo a la vista!”. ¿Quién viaja en aquella fragata disfrazada de goleta del siglo xix? ¿Qué les depara a los Elegantes junto con los tripulantes de aquel misterioso navío?
* Esta contraportada corresponde a la edición de 2017. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.