Comenzaba un día como cualquier otro en el desierto. De pronto, el cardenal llegó volando y anunció con su voz chillona la llegada de los perritos de la pradera.
"Tan sabrosos que son los perritos", pensó el puma. - Los perritos son buenos vecinos -dijo la tortuga. - Son buenos amigos -estuvo de acuerdo el jerbo. Nadie sospechaba que al caer la noche uno de los recién llegados rompería todo el equilibrio de la naturaleza. ¡Alguien tendría que hacer algo para restablecer el orden!
* Esta contraportada corresponde a la edición de 2013. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.