El lenguaje no es solo una de las herramientas básicas de los humanos; también constituye una de nuestras preocupaciones centrales. De ahí los renovados esfuerzos por estudiarlo, mejorarlo, afinarlo. Entre estos, el tradicional proyecto del lenguaje ideal, de un lenguaje unívoco capaz de vincularnos directamente con el mundo, ha ocupado a las mentes más lúcidas. Este libro de Víctor Hernández Márquez nos narra algunas de las diversas vicisitudes de ese proyecto: de la lengua característica de Leibniz al Tractatus Lógico-Philosophicus de Wittgenstein. Una precisa erudición histórica es sabiamente manejada para formular con claridad problemas que todavía son nuestros, procurando luego solucionarlos o disolverlos con argumentos rotundos. Una delicia para el lector.