La literatura Infantil y Juvenil contemporánea manifiesta el espíritu creativo e irreverente que caracteriza a su público, desafía la tradición y el orden que resultan ajenos a su naturaleza. La corriente neosubversiva multiplica las puertas libertarias, subvierte las formas canónicas, conduce hacia finales distintos; sus obras movilizan el pensamiento. A través del cuestionamiento y la reflexión permiten que una sola historia se ramifique más allá de lo que parece permisible al lector: la interpretación propia nace del enfrentamiento con el texto.
Con ojo crítico, la autora examina esta rama de la literatura que ha logrado su apogeo en la Posmodernidad, la cual se ha renovado a sí mismo asumiendo los retos que se le presentan, pues percibe que las huellas más profundas, los goces más intensos que acompañan a todo lector a lo largo de su vida se adquieren durante la infancia y la adolescencia; es en estas etapas de la vida cuando el poder y encanto de las letras siembran el amor más profundo por la palabra.