Desde su aparición, la figura del vampiro ha tenido muchas variantes; así como puede transformarse en niebla o adoptar la forma de algunos animales, también puede diferir en sus características, ya sea en el cambio de género, como vampira seductora o, en el extremo contrario, como una anciana mujer.
La obra que logró concentrar la esencia del vampiro es el texto Drácula de Bram Stoker en 1897, sin embargo, durante los casi cien años que transcurrieron entre la publicación de The Vampyre de Polidori (1819) y el estreno de la película Drácula, de Tod Browning en 1931, la literatura exploró diferentes caminos alrededor del vampiro.
Las tres historias que forman parte de esta antología son una pequeña muestra de los diferentes rostros del vampiro, un personaje que sigue rondando hasta nuestros días no sólo en la literatura, sino en los diversos medios masivos de comunicación. Invitamos al lector a descubrir tres formas insospechadas de este fascinante personaje.