LA TIENDA DE MASCOTAS
La mañana que Rita cumplió 12 años pensó que había dejado de ser niña y le dio miedo. Miró sus monos de peluche sobre la cama y los abrazó. Enseguida se asomó al jardín y tuvo una idea. Más tarde fue a la tienda de mascotas a ver qué compraba con el dinero que le regaló su papá. Y lo que menos le importaba adquirir era un perico.
Tenía el deseo de encontrar un perro con pelaje de trapeador; o un gato de angora, esos holgazanes panzaones que sólo sirven para llenar de pelo los sofás; o tal vez un [...]
* Esta contraportada corresponde a la edición de 2003. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.