Cruzar la puerta y entrar al lugar de los cerrojos y candados marca a Rodolfo el hombre de manera cruda: le obliga a vivir de recuerdos; de añoranzas de libertad, de amor, de compañía; hasta un abrazo se le niega. En su fría celda se duele; se habla a sí mismo, guarda celosamente sus sentires en poemas. Es ahí donde nace Rodolfo el poeta, su poesía, justamente ahí, en el dolor de verse solo entre la vida y la cárcel.
* Esta contraportada corresponde a la edición de 2005. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.