Es probable que existan muchas maneras de enfrentar el pasmo de la posmodernidad. Este breve texto acerca de la estética de Ingrid Suckaer propone una vía para hacerlo. Si Jürgen Habermas se quejaba de que el mundo está “infestado de modernismo”, y Octavio Paz por su parte diagnosticaba entre nosotros el fin de la idea del arte moderno, con lo que parecíamos ingresar en el desierto nietzscheano, en el más espantoso de los vacíos, esto es, en un momento de la historia donde ya todo lo posible se habría vuelto imposible, la autora de este texto remite a un momento de quiebre en que el posmodernismo habría terminado por convertirse en lo mismo que rechazaba. La idea del pastiche como recurso de salvación artística, lo mismo que la preponderancia del arte conceptual, no hacían sino indicar un nuevo camino en el que la creatividad y un retorno a la idea de libertad tendrían que ser el sustento de toda manifestación artística por venir. Conjuntando de manera audaz las lecciones de Jean-Paul Sartre y de Joseph Beuys, Ingrid Suckaer propone que no habrá de ser la belleza sino la libertad no sólo del creador sino igualmente del espectador la que indicará el camino por el que podrá transitar en lo sucesivo el arte contemporáneo.
Evodio Escalante.
* Esta contraportada corresponde a la edición de 2016. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.