Los mexicanos amanecemos todos los días con la muerte. La violencia y la impunidad se están volviendo una costumbre. Todos los días alguien muere y no de muerte natural. Todos los días alguien clama y no encuentra justicia. Aun si uno quisiera encerrarse en una burbuja, la realidad penetra hasta nuestras camas y nos llena de zozobra. No hay día que no concluya salpicado de sangre. No hay noche en que digamos voy a dormir en paz. La inseguridad es la medida de nuestras horas, de nuestros pasos, de un futuro que huye cuando tratamos de alcanzarlo. La desconfianza se ha metido hasta en nuestras sombras y no sabemos cuándo se irá. ¿Cómo no escribir de ello, entonces? ¿Cómo no protestar?
* Esta contraportada corresponde a la edición de 2015. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.