Enciclopedia de la Literatura en México

Leyendas de la inquisición

Las historias se unen en este libro gracias al hilo conductor de los oficios de la Inquisición, donde se buscaba acabar con la idolatría, la hechicería y todos los demás “pecados cometidos contra la fe”, por medio de procesos cuyas penas, en ocasiones, excedían el delito que perseguían. Corresponde al lector, después de conocer las leyendas, juzgar si las víctimas merecían el castigo o eran inocentes. Por lo pronto, es posible que un día, paseando, llame nuestra atención la Negra Antonia que vende fruta, o quizá tropecemos con un misterioso monje manco que, lleno de compasión, aparece repentinamente donde más se le necesita...

Sergio Gaspar Mosqueda estudió Lengua y Literaturas Hispánicas en la UNAM, en donde obtuvo la medalla Gabino Barreda. Ha trabajado como editor y es autor de 27 obras, entre las que destaca Cuentos mexicanos de horror y misterio. Imparte clases de Literatura en el Colegio de Bachilleres y se dedica a la escritura.

* Esta contraportada corresponde a la edición de 2011. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.


 

Corría el año 1574 y el Tribunal del Santo Oficio se establecía en la Nueva España. Esa noche, Carlos de Adúfar estaba preso por delitos de herejía y sería quemado vivo al día siguiente. De pronto, pidió a Dios ser salvado de las llamas de la Inquisición, pues en su alma no había pecado. Por la mañana, los presos se dirigían en fila india a recibir su sentencia, ante la mirada de la gente de la ciudad. Pero Carlos de Adúfar no estaba entre los condenados o en las celdas; se había desvanecido. 

Ésta es una recopilación de los oficios de la Inquisición, que buscaban acabar con la idolatría, la hechicería y todos los “pecados cometidos contra la fe”, mediante procesos cuyas penas, en ocasiones, excedían el delito que perseguían. 

Corresponde al lector, después de conocer las leyendas, juzgar si las víctimas merecían el castigo o eran inocentes. Por lo pronto, es posible que un día, paseando, llámame nuestra atención la Negra Antonia que vende fruta; o tal vez trocemos con un misterioso monje manco que, lleno de compasión, aparece repentinamente donde más se le necesita; o quizá una noche, mientras intentamos conciliar el sueño, nos sobresalte el terrorífico sonido de unas pesadas cadenas que se arrastran por el sueldo. 

* Esta contraportada corresponde a la edición de 2017. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.