Al abrir las páginas de Paella mixta entramos en un mundo prodigioso de hombres y animales emparentados con los de fábulas, apólogos y bestiarios. Los protagonistas de los cuentos de Zabala son contraimágenes del propio autor, figuras de periferia, con poco pedigree cultural, que alcanzan un alto grado de sensibilidad y refinamiento. Zabala es un erudito que rastrea en tradiciones olvidadas, atesora conocimientos sobre las más distintas materias y los deja aflorar en la escritura. En sus cuentos utiliza materiales pobres, historias y personajes de desecho, para describir situaciones contemporáneas. Así, en «Una bella historia...» pone en boca del conejo Sabañón las teorías de los llamados «notomistas», pioneros de los estudios sobre el cuerpo humano, ladrones de cuerpos, perseguidos por herejes en la Tolosa del Renacimiento. Otras veces sus personajes llevan hasta el extremo la violencia simbólica de los dibujos animados. La capacidad de saltar de un tema a otro, haciendo inesperadas conexiones, somete al lector a un estado de excitación permanente. Zabala ha recuperado la pasión de contar. Es lo que nunca pasa. Que no pase de largo.