Desde muy joven, Sebastian se percató que los fantasmas que ven los humanos, son la gente real que lo acompaña y los vivos son como espíritus para él. Huye de su mundo internándose en un panteón abandonado alejado de la ciudad donde jamás será amado por nadie. Se convierte en un ser incomprendido y atormentado por su don, pero los espíritus están encantados de que alguien escuche las historias que incluso ellos ya han olvidado, aceptan a Sebastian para que escriba sus vidas y no queden en la nada del olvido pues ya nadie los recuerda. Sebastian escribe sin cesar y sin querer los salva del infierno al que fueron condenados sin saber que el diablo ha estado esperando a estas almas llenas de pecados desde hace siglos y ahora Sebastian se ha interpuesto en su camino. Además llega Lía, una bruja que lleva siglos muerta esperando a que Sebastian llegue a ella. Se enamoran ante los horrorizados ojos de los espíritus y de los hombres. Sandra Becerril vuelve a enmascarar una historia real y vívida en un mundo paralelo, pero solamente utiliza este decorado para introducirnos en una gran historia de amor y derrochar toda la narrativa que lleva dentro.