Esta novela es un cuadro kitsch de la sociedad colimense. A partir de los acontecimientos de la calle España, el autor disecciona todos sus estratos sociales y sus instituciones. Mordaz, crítico, sarcástico, el ojo del narrador todo lo ve: la moral del clérigo, las preferencias sexuales de la gente bien, los sueños de las capas medias, los deseos de los intelectuales, la policía semper fidelis a su verdadera vocación, los lavaderos de agua sucia.
España, la calle es una novela de un ritmo vertiginoso, hecha sin concesiones, con alta dosis de ironía, sin moralina y con pasión. Los ambientes sórdidos, de lujuria, de placer que el autor hace habitar al lector a lo largo de su relato son la mejor demostración de su calidad narrativa, así como el manejo de los diálogos y la psicología de sus personajes. La esencia de su historia la convierte en una obra entrañable.
Carlos López
En España, la calle Salvador Márquez Gileta desvela la doble moral con la que es visto el homosexual en las sociedades de las últimas décadas del siglo XX en México.
La chula linda, Leonardo de Sandoval y Rivas, ve nacer su deseo frente al ángel desnudo, detrás de un aparador, mientras su madre compra telas en una tienda de Guadalajara. Desde entonces irá reafirmando a contracorriente del qué dirán y de las buenas conciencias su único vicio por el que la sociedad de doble moral lo estigmatizará, marcándolo más que el Diccionario de la Real Academia con su definición de puto.