Los poemas de Óscar Edgar López son carnales, son un recorrido por los cuerpos humanos. No deja ninguna parte, de hombre o mujer sin tocar, incluso músculos y huesos. En casi todas las páginas se logra tener a la mano un pie, un brazo, una espalda; una mujer y un hombre.
Lo que nos propone Óscar es un camino con subidas y bajadas, con infinitos muertos, con familia, con pareja; es un mapa de la vida de un desempleado, de un yo lírico amante, de un yo lírico sin pudores, a veces temeroso. Como el cuerpo, las lagrimas son constantes, es un contra-canto a esa posición de macho que no llora y que sólo desea y no ama, que se emputa si no tiene mujer y se desespera si está solo en cama; aquí no hay ningún rey. Es una canción entera, una película del no pasa nada en el mundo (sólo en mí). Y de pronto Óscar también canta, canta en un poema rimado, canta canción d cuna y la ironiza.