El agente morboso exhibe con abierto cinismo ciertos temas que han causado intensa morbosidad en las sociedades de consumo: el sexo, las drogas, la obscenidad, la transexualidad, la locura, el crimen. Es una obra repleta de dualidades, cada frase guarda un doble sentido. Presenta la vida del muchacho acomodado que adquiere bienes materiales con solo estirar la mano, en contraste con la vida del adicto que cae en la mendicidad y el delirio. Es un vivísimo registro crítico del modo de vivir de todo un sector de una generación que se afana y se desvive entre las envolturas vacías, los sentimientos huecos, los valores definidamente quebradizos transitorios, los sentimientos encerrados en clósets más o menos pervertidos, las fugas o traspases a zonas de la realidad o la idealidad, si vale la palabra, inéditas y sofocantes, asfixiantes, con todo y las mudanzas transexuales. La prosa de El agente morboso fluye de la manera más natural y a la vez más perturbadora imaginable, es sin exageración una novedad literaria verdadera y de gran significado y contundencia
El agente morboso es la historia de un tránsfuga radical. Su título alude al elemento patógeno que transporta una enfermedad. Es la historia de un personaje joven e inadaptado, cuya sexualidad es indefinida y variable, quien decide entrar en un proceso de transformación constante, hasta convertirse en un ente desquiciado por la sociedad de consumo, su violencia y su afán por comercializar el amor verdadero y la belleza inalcanzable.
Su primera edición en 2008 estuvo a cargo de la UACM y Colofón. Tuvo un tiraje de 1,000 ejemplares, ilustrados por Juan Pablo de la Colina, que se agotaron en unos meses. Fue el primer libro publicado por la autora y aparecieron diversas notas y críticas favorables, entre ellas la recomendación de la escritora Ana Clavel como uno de los mejores libros del año.
Nitro/Press y el Instituto Municipal de Arte y Cultura de Puebla lo ponen de nuevo en circulación.