A las voces de primavera,
entonen manos y pájaros ciegos.
En la plegaria de tu cuerpo refresca tu propia sangre.
En el esplendor de las tardes basálticas, escápate, vuela
del mundo con alondras que contemplan las cosas mudas,
Aquí empieza el día con sus campanas de oro.
Aquí el tiempo y su llovizna de julio.
Juan Carlos Recinos
* Esta contraportada corresponde a la edición de 2007. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.