Sobre Jesús González Dávila -a quien Antonio Escobar ubica, junto con Víctor Hugo Rascón Banda y Sabina Berman, como uno de los autores más representativos de la dramaturgia que se consolidó en la década de los ochenta- el estudio se propone “compendiar las constantes escriturarias en la obra daviliana a fin de concluir el por qué de la propuesta para llamar a los rasgos formales y a los componentes contenidistas de su dramaturgia, una poética del fracaso”. Se eligen obras llevadas a la escena en la ciudad de México, ejemplares de diversos momentos o etapas de su trayectoria como escritor dramático: desde los textos escritos entre 1970 y 1983, en los que muestra una escritura con verdadera autonomía y en los que los personajes principales son niños (La fábrica de los juguetes, El verdadero pájaro Caripocápote, Polo Pelota Amarilla, Noche de bandidos); pasando por las obras en las que “se consolida como dramaturgo con un proyecto de largo aliento, diversificando la construcción sintáctica y los procedimientos constitutivos de la intriga”, donde el fracaso social es visto a través de la sordidez de personajes adultos (la trilogía integrada por Pastel de Zarzamoras, Muchacha del alma y El jardín de las delicias, así como la obra De la calle, escrita entre 1982 y 1984); luego una etapa en la que ensaya un teatro mínimo o de cámara (Crónica de un desayuno, El mismo día por la noche, Amsterdam Bulevar y Sótanos); y un paréntesis en su teatro urbano, con obras con temas y situaciones generadas por la dramaturgia del norte del país (Desventurados, Las perlas de la virgen, Talón del diablo); hasta una etapa final con textos aún no llevados a escena, cuyo “contenido y expresión son una especie de condensación de su obra, con un desencanto y pesimismo absoluto, siempre con la impronta del fracaso y la marginalidad” (Son amores [1998], Quien baila mambo [1989] y Fiesta de invierno [2000]). Se incluye en apéndices una cronología y los registros “Obra escenificada de Jesús González Dávila” y “Jesús González Dávila como Actor”.