Ésta es una reflexión sin concesiones: el hombre y la expansión del progreso se ha transformado en una amenaza para todo viviente en el globo. Por tanto, ha llegado la hora en que o desaparece la humanidad toda o sólo 3 000 millones de pobres a los cuales alcanzó el destino. Según el autor, esta última es la perspectiva de fin de siglo, a lomos de un nuevo orden mundial -entre la globalización y la competencia en los mercados-, en cuyo contexto individuos, culturas, comunidades, empresas y naciones debaten hoy su porvenir, obligados a ganar "la lucha por la vida". Garrido plantea que la civilización ha desbordado la capacidad del ecosistema global para sostenerla, por lo que la coexistencia del hombre la biosfera se encuentra en manos de la eficacia y los resultados de un implacable exclusión social. Dice Régis Debray: "Aquello que resonaba como un canto de esperanza, una oda al progreso industrial, narra hoy el negro rostro de la desesperanza". Convertido en un maravilloso aparato tecnológico, el planeta -nuestro Titanic- ha chocado, pues, con la condición humana y ésta con la mayor y más profunda crisis de todos los tiempos. Se trata de un accidente que ha involucrado inmediatamente a la totalidad del mundo y sus especies, amenazando a millones de personas, que han pasado, de la noche a la mañana, a estar de más en el globo. Un accidente que como un Titanic, solo cuenta con botes salvavidas par ala primera clase y uno que otro polizonte de tercera.