La complejidad y la riqueza del universo maya se hacen presentes en todas sus manifestaciones culturales. Para los mayas el universo es un sitio sagrado donde habitan muchos seres investidos de fuerzas y poderes excepcionales. El jaguar, misterioso y mágico habitante de las selvas americanas, es uno de ellos.
Felino moteado de estrellas, se mueve sin cesar por los distintos tiempos y espacios de los mayas; estos le atribuyen valores simbólicos contrarios: representa tanto el lado oscuro del mundo, las fuerzas destructivas caóticas de la naturaleza, como la energía de la fertilidad y los ciclos de renovación periódica del cosmos. El vínculo indisoluble entre el jaguar y el hombre maya es el asunto central en esta obra, la imagen de poder y de fuerza del animal sirvió para que los gobernantes lo convirtieran en el signo más claro de su autoridad. Su magia y misterio continúan alimentando los mitos, las danzas y otras muchas manifestaciones culturales de los pueblos mayas contemporáneos.