Hay quien hereda, por ejemplo, un perro, un gato o un canario. ¿Pero una tía vieja, viejita, arrugada, arrugadita? Lo crean o no, Héctor heredó una tía con muchos años y muchos recuerdos, que a partir de ahora compartirá con su nueva familia.
* Esta contraportada corresponde a la edición de 2001. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.