¿Qué hace un autor de narrativa, publicando un libro de poemas, si lo que ha ocurrido recientemente en la literatura mexicana es justamente lo contrario? Enrique Padilla parece respondernos en el primer poema de esta Versión libre: "Cambio de dirección sin cambiar de flujo / y espero la vuelta que me saque del tránsito / sin renunciar a él". No hay gran asidero, nos confiesa allí mismo; sin embargo, lo que cuenta es el trayecto y una tentativa que nace de la pregunta: "¿Será posible salvar a lo que amamos?"
En su tránsito —en el camino que el poeta ha elegido— y a contrapelo de la poesía que desdeña el espacio de la lírica, encontramos formas y modos que, libremente, atienden al espacio vital del poema como una experiencia de lo cotidiano, de lo actual, pero también de las más acendradas raíces de nuestra tradición. No es por eso extraño que junto a poemas donde se reafirma una condición irónica, la de todos los días frente a lo real, hallemos también el sitio donde aparece el renovado octosílabo de algunas coplas. Su Versión libre afirma entonces los poderes del lenguaje poético como forma de conocimiento no sujeta a un cartabón, a un "tam-tam" que en complaciente uniformidad sonora acompaña la ruta que la poesía mexicana reciente parece imponernos como un modo único de tránsito. Y en esa ruta azarosa, imprevista, de lo que tiene contacto con lo real, Padilla puede preguntarse, y permite que nos preguntemos con él: "¿Por qué estamos tan ansiosos de olvidar? / Si cerramos los ojos, / la terca realidad seguirá allí".