"Desde sus primeras piezas —recuerdo, de esa época, Tempranito y en ayunas—, Chabaud poseía el don para insuflar vida a personajes apenas insólitos o extravagantes que en un segundo eran capaces de apartarse de la normalidad, de las expectativas que teníamos sobre ellos, para lanzarse a un vacío capaz tanto de sorprendernos como de desestabilizarnos. Sus marionetas son, casi siempre, marionetas que no saben que lo son, que se creen provistas de deseos y frustraciones, que nos convencen a quienes los observamos de que esos deseos y frustraciones son reales."
Jorge Volpi.
* Esta contraportada corresponde a la edición de 2016. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.