Como muchos niños (y adultos también, por cierto), Luis le teme a la oscuridad, por eso siempre quiere dormir con la luz encendida. Todo iba bien hasta que una noche sus papás salieron de la ciudad, y su tía que se quedó a cuidarlo y que no era precisamente una tía muy consentidora no lo dejó tener encendida la lámpara de su habitación mientras dormía.
* Esta contraportada corresponde a la edición de 2005. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.