A través de un incesante diálogo consigo mismo, el protagonista de Circo y otros actos mayores de soledad encuentra las claves para descifrar un presente que parece sobrepasarlo en todos los aspectos: su vida amorosa está en ruinas, su carrera tiene todos los tintes de un sueño inalcanzable y el único horizonte que parece viable es la muerte, el abandono de sí y de todos sus ideales. Será, pues, el pasado lo que lo llevará a encontrar respuestas que lo han atormentado durante toda su vida, aunque quizá para ese momento sea demasiado tarde.
Escrita en gran parte en segunda persona, la novela de Lèal destaca por su fluidez narrativa así como por la variedad de personajes que la conforman, mismos que van desplegando el cartel de un circo del cual la heroína de la novela será maestra de ceremonias. Será ella quien guíe el transcurrir de los eventos e incluso quien dicte la forma en que éstos son interpretados, leídos, asumidos por el resto de los personajes. Ella será la fuerza inmanente que se encargará de reuinir en una sola las tres historias que se narran a a lo largo de la novela y, sin saberlo, será ella también quien se encargará de convertir al protagonista en su propio antihéroe.
