Rogelio Dueñas ha cargado sus poemas con una buena munición. Los impactos son rápidos, contundentes y certeros. Quizás porque en estos tiempos imperan las prisas y las cosas no están como para ir dando rodeos, ni lanzando tiros al azar, su puntería afinada y precisa señala directa e inclemente al objetivo, que la mayoría de las veces es el propio poeta. Pero entre desesperanzas y hastío, entre trago y trago, las musas salen y entran, se pasean por sus poemas calzando bellos zapatos de tacón alto o con estética punk, reclamando espacio y provocándole los versos más pasionales. Si quisiera hincarme a orar / por mi alma pecadora / elegiría tu vientre de capilla, / de plegarias tus gemidos de placer.
Calibre .38 es el resultado de sus detonaciones; un poemario intimista que recoge frustraciones, gritos de protesta, disconformidades, ausencias, nostalgias y deseos. Trabajado, de versos concisos y bien estructurados, con una estética cuidada que hace cómoda la lectura.
Pilar Rodríguez