Las calles de la ciudad se han convertido en playas en donde los exhibicionistas de ropa untuosa y abreviada deambulan al ritmo del imperativo de la juventud.
Lo que importa es el look, el vestido hace a la novia y le depara al rico y al pobre cielos distintos de acuerdo a la apariencia.
De la crónica al comentario literario y de regreso a la poesía, Se visten novias en una travesía por las avenidas de nuestras insignificantes neurósis cotidianas: la ropa de los demás, los conservadurismos de cinismo, la nostalgia por el pasado transgresor de los sesentas que pervive como secreto negado a los hijos de los noventas y, por si fuera poco, Thomas Mann y el sexo como caricatura, las ensoñaciones sodomitas de Flaubert, la muerte y la enfermedad en los ojos de Alfonso Reyes.
José Joaquín Blanco -sin duda uno de los cronistas más agudo de la actualidad- arremete con el manejo hábil de la ironía contra las obsesiones ciudadanas: la protesta contra los impuestos, el periodismo y las estadísticas, la dudosa secularización que va del milagro económico a los prodigios del Vaticano y los arcángeles del altar de la Revolución que cargaron el erario en la cartera.
Un libro furibundo, agudo y divertido que ayuda a sobrevivir en estos tiempos sin ropa interior.